Los muros de los antiguos templos egipcios están repletos de inscripciones jeroglíficas. Éstos de la foto, en el templo funerario de Ramses III en Medinet Abu, destacan por la gran profundidad del relieve. Tienen su historia.
En el siglo XII a.C, los obreros que trabajaban en las construcciones funerarias recibían su salario en alimentos: El salario de un día del trabajador promedio era de 10 hogazas de pan y una medida de cerveza; y el de un artesano de mayor categoría podía llegar a las 500 hogazas de pan, las que tenía derecho a intercambiar por otros artículos. Los capataces y los escribas recibían 72 sacos (de unos 76 litros cada uno) de cereales al mes y el resto de trabajadores 52 sacos.
Las entregas de alimentos se habían demorado 20 días, parece ser que por corrupción de los administradores del faraón. Entonces, los trabajadores dejaron sus labores y se dirigieron al propio Ramses III al grito de "Tenemos hambre". Tras largas negociaciones, el faraón satisfizo sus demandas y aquellos, agradecidos, juraron dedicar a su monarca las inscripciones más profundas que nunca se hubieran visto para que, de ese modo, el paso de los siglos no pudiera borrar las inscripciones que proclaman su grandeza.
Paro en el trabajo, reivindicación, negociaciones...la primera huelga de la historia.
En el siglo XII a.C, los obreros que trabajaban en las construcciones funerarias recibían su salario en alimentos: El salario de un día del trabajador promedio era de 10 hogazas de pan y una medida de cerveza; y el de un artesano de mayor categoría podía llegar a las 500 hogazas de pan, las que tenía derecho a intercambiar por otros artículos. Los capataces y los escribas recibían 72 sacos (de unos 76 litros cada uno) de cereales al mes y el resto de trabajadores 52 sacos.
Las entregas de alimentos se habían demorado 20 días, parece ser que por corrupción de los administradores del faraón. Entonces, los trabajadores dejaron sus labores y se dirigieron al propio Ramses III al grito de "Tenemos hambre". Tras largas negociaciones, el faraón satisfizo sus demandas y aquellos, agradecidos, juraron dedicar a su monarca las inscripciones más profundas que nunca se hubieran visto para que, de ese modo, el paso de los siglos no pudiera borrar las inscripciones que proclaman su grandeza.
Paro en el trabajo, reivindicación, negociaciones...la primera huelga de la historia.
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